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Japon - Día 7

 

Japón 2025

Osaka (14/03/2025)


Después de un día completo viendo el parque Universal Studios, hoy tocaba ver los principales monumento y templos en Osaka.

Nuestra primera parada fue el santuario de Sumiyoshi Taisha y su famoso pueente.

Sumiyoshi Taisha fue fundado en el año 211 d.C., antes de la introducción oficial del budismo en Japón, lo que lo convierte en uno de los santuarios sintoístas más antiguos del país.

El santuario está dedicado a los Sumiyoshi Sanjin, tres deidades protectoras de los navegantes, los viajes, el comercio marítimo y la poesía.

La entrada al santuario está marcada por el icónico puente Sorihashi (también llamado Taikobashi), un puente arqueado de madera pintado de rojo sobre un estanque sagrado.

Cruzar el puente se considera un rito de purificación espiritual, representando la transición del mundo secular al mundo sagrado.

Cerca del puente hay un camino de linternas de piedra (tōrō) que iluminan el recorrido, especialmente bellas al amanecer y en festividades.

También honra a Emperatriz Jingū, una figura semilegendaria asociada con la expansión hacia Corea, cuya alma se venera en el recinto.

Sumiyoshi Taisha fue el santuario principal de la antigua provincia de Settsu, y uno de los más importantes del oeste de Japón.

A lo largo del período Heian, fue clasificado como uno de los 22 santuarios imperiales (Nijūnisha) con apoyo directo de la corte.

Su estilo arquitectónico, llamado Sumiyoshi-zukuri, es único y completamente independiente de la influencia continental china.

Este estilo se caracteriza por techos rectos con extremos curvados hacia arriba, pilares gruesos y una estructura elevada sobre zancos (kibana).

El complejo incluye cuatro edificios principales (honden) alineados en paralelo, dedicados a cada una de las deidades veneradas.

Dentro del santuario también hay árboles sagrados (shinboku) marcados con cintas de papel (shide), que representan la presencia de los kami.

Cada edificio está techado con corteza de ciprés y decorado con vigas cruzadas (chigi) y horquillas verticales (katsuogi) en el techo, típicos de los santuarios primitivos.

Las estatuas de leones guardianes (komainu) en Sumiyoshi son únicas, con rasgos más redondeados y expresivos que en otros santuarios.

En los terrenos se encuentran pequeñas piedras llamadas goshinboku ishi, que según la tradición otorgan buena fortuna si se encuentran las que llevan los caracteres 五, 大 y 力 (go-dai-riki).

El santuario también incluye varios sub-santuarios más pequeños dedicados a deidades locales o auxiliares, cada uno con funciones rituales distintas.

El evento más famoso es el Sumiyoshi Matsuri, celebrado del 30 de julio al 1 de agosto, con desfiles tradicionales, mikoshi (santuarios portátiles) y danzas rituales.

Uno de los amuletos más famosos del santuario es el “omamori de los viajes seguros”, muy solicitado por marineros, pilotos y viajeros...apostaría a que Dani pilló uno.

El Año Nuevo (Hatsumōde) en Sumiyoshi Taisha atrae a más de 2 millones de visitantes, siendo uno de los lugares más concurridos de todo Japón para las primeras oraciones del año.

Durante los rituales, los sacerdotes realizan danzas y ofrendas con trajes tradicionales, invocando protección, cosechas abundantes y éxito en la vida cotidiana.

El santuario ha sido mencionado en poesía clásica como el Man'yōshū y en textos medievales como Heike Monogatari, reflejando su papel literario y simbólico.

El recinto está rodeado por un ambiente tranquilo, con parques, estanques y senderos boscosos, ideal para paseos contemplativos.

Jejeje...mi padré no se podrá quejar... ☺

El puente Sorihashi, con su pronunciada forma arqueada, está diseñado para representar un arco celestial, y se dice que refleja perfectamente sobre el agua formando un círculo simbólico de armonía entre cielo y tierra.

Las linternas rojas colgantes en las entradas de templos y santuarios, como esta de Sumiyoshi Taisha, simbolizan la presencia protectora de los dioses y sirven para ahuyentar a los malos espíritus, a la vez que actúan como guías luminosas para los fieles.

Visitamos Sumiyoshi Taisha muy temprano así que al terminar pues tocaba desayunar algo...esta vez en un Familymart ☝

Pollo rebozado, croqueta de carne, hash brown, nikuman de cerdo...que tocaba hoy?

Siguiente parada, el majestuoso Castillo de Osaka (大阪城, Ōsaka-jō), uno de los monumentos históricos más emblemáticos de Japón.

El Castillo de Osaka fue construido en 1583 por orden de Toyotomi Hideyoshi, uno de los unificadores de Japón durante el período Sengoku.

La Puerta Otemon, la entrada principal al recinto, está reforzada y flanqueada por torres defensivas (yagura), reflejando el diseño militar del castillo.

Su construcción representó el poder de Hideyoshi y su ambición de unificar el país, siendo uno de los mayores castillos de la época feudal.

Tras la caída del clan Toyotomi en el asedio de Osaka (1614–1615), el castillo fue tomado y reconstruido por el shogunato Tokugawa.

Fue destruido por rayos en 1665, dañado en guerras posteriores y finalmente reconstruido en 1931, con restauraciones adicionales en 1997 y los años 2010.

Durante la Segunda Guerra Mundial, el castillo fue bombardeado y muchas estructuras se perdieron, pero el torreón principal sobrevivió.

Hoy, el castillo es símbolo de la resiliencia y el orgullo de Osaka, y combina historia feudal con modernidad arquitectónica.

El tenshukaku (torreón principal) tiene 8 pisos (5 exteriores y 3 interiores) y alcanza una altura de 55 metros, incluido su basamento de piedra.

La torre está decorada con adornos dorados, incluyendo tigres y shachihoko (criaturas míticas con cuerpo de pez y cabeza de tigre), símbolo de protección contra incendios.

El castillo está rodeado por dos fosos concéntricos (uno seco y otro con agua) y murallas de granito que alcanzan hasta 20 metros de altura.

Las piedras de los muros fueron transportadas desde distintas partes del país y algunas pesan más de 100 toneladas.

La piedra Takemaru, cerca del acceso principal, es una de las más grandes usadas en construcción de castillos en Japón, con más de 36 m².

El castillo se erigió sobre las ruinas del antiguo templo Ishiyama Hongan-ji, destruido por Oda Nobunaga años antes.

El actual torreón funciona como museo histórico, con exposiciones sobre la vida de Hideyoshi, armaduras, armas, maquetas y pantallas interactivas.

Nosotros subimos en el ascensor y luego fuimos viendo las exposiciones sobre la vida de Hideyoshi según íbamos bajando por las escaleras en cada planta.

El Parque del Castillo de Osaka abarca unas 106 hectáreas, con senderos, estanques, bosques y zonas deportivas.

Es uno de los lugares más populares para el hanami (observación de cerezos) en primavera, con más de 3,000 árboles sakura en flor.

En otoño, los arces y ginkgos del parque ofrecen un espectáculo colorido que rodea la fortaleza con tonos rojos, dorados y anaranjados.

El parque también alberga jardines japoneses como Nishinomaru-teien, con vistas espectaculares al castillo y a la torre envuelta por cerezos.

El castillo es un símbolo fuerte de identidad regional, y es uno de los lugares más visitados de Osaka, recibiendo más de 2 millones de visitantes al año.

El castillo ha sido escenario de múltiples películas, dramas históricos (taiga dramas), videojuegos y anime, reafirmando su lugar en la cultura popular japonesa.

Desde el castillo, de nuevo cogimos el coche y nos fuimos al Templo Isshinji (一心寺).

La entrada principal del templo destaca por su diseño moderno y de acero inoxidable, contrastando con los edificios tradicionales, y simboliza su fusión entre historia y contemporaneidad.

Isshinji es un templo budista de la escuela Jōdo (Tierra Pura), fundado en el año 1185, y está ubicado cerca del parque Tennōji y del templo Shitennō-ji, en el corazón de Osaka.

El templo es famoso por sus estatuas de Buda hechas con cenizas humanas: desde 1887, ha creado figuras con las cenizas de fieles fallecidos, fusionando arte funerario y devoción.

Estas estatuas conmemorativas (okotsubutsu) se renuevan cada 10 años, y el templo ha recibido las cenizas de más de 2 millones de personas, lo que lo convierte en un lugar muy especial para la memoria colectiva. Isshinji es un lugar tranquilo pero profundamente espiritual, frecuentado por locales que lo consideran un sitio de consuelo y renovación, y ofrece ritos funerarios y de oración durante todo el añoy en efecto nos sorprendió mucho la afluencia continua de personas.

Después del sorprendente Isshinji, nos fuimos andando hasta el cercano Shitennō-ji

Shitennō-ji fue fundado en el año 593 d.C. por el príncipe Shōtoku Taishi, y se considera el primer templo budista oficialmente patrocinado por el Estado japonés.

Su nombre hace referencia a los Cuatro Reyes Celestiales (Shitennō), protectores del budismo, a quienes el príncipe prometió erigir el templo si ganaba una guerra civil.

Fue clave en la difusión temprana del budismo en Japón, y también un centro de servicios sociales, con hospitales, casas de retiro y orfanatos adjuntos al complejo.

A lo largo de los siglos, ha sido destruido y reconstruido varias veces, especialmente por incendios, terremotos y bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial.

A pesar de las reconstrucciones, el templo mantiene fielmente el diseño original de la era Asuka, con una disposición axial que imita los templos chinos del siglo VI.

El complejo está organizado en línea recta, con la puerta sur (Nandaimon), la pagoda de cinco pisos, el salón principal (Kondō) y el salón de conferencias (Kōdō) alineados de sur a norte.

La pagoda central se puede subir parcialmente, algo poco común entre templos japoneses, y ofrece una vista simbólica del recorrido espiritual.

Los edificios actuales fueron reconstruidos en concreto reforzado con gran fidelidad histórica, manteniendo el estilo arquitectónico y los colores originales.

Shitennō-ji es un templo de la escuela budista Wa, una corriente japonesa basada en las enseñanzas del príncipe Shōtoku, que enfatiza la armonía social y devoción sincera.

El templo está rodeado por un claustro (kairō) con pasillos cubiertos, que protegen a los visitantes del sol o la lluvia mientras recorren el corazón del templo.

El jardín Gokuraku-jōdo, o "Jardín del Paraíso", representa la Tierra Pura de Amida y está diseñado para inspirar serenidad y reflexión, con estanques, puentes y flor de loto.

El templo acoge numerosas ceremonias conmemorativas, como el aniversario del fallecimiento de Shōtoku Taishi (cada 22 de abril), que atrae a fieles de todo el país.

Cada mes, especialmente los días 21 y 22, se celebra un mercado de pulgas y de antigüedades.

Situado cerca del moderno distrito de Tennōji, el templo ofrece un contraste espiritual con la ciudad contemporánea, siendo un espacio de paz, historia y oración en medio del bullicio urbano.

Entre Shitennō-ji e Isshinji se encuentra el amplio Parque Tennōji, que incluye senderos tranquilos, zonas verdes, estanques y esculturas, ofreciendo un respiro natural en pleno entorno urbano.

Justo al norte del parque se ubica el Zoológico de Tennoji, uno de los más antiguos de Japón, ideal para visitas en familia y con vista directa a la torre Tsūtenkaku desde algunas zonas.

La zona también alberga el moderno complejo Abeno Harukas, el rascacielos más alto de Japón (300 metros), con mirador panorámico, museo de arte y centro comercial, a unos 10 minutos a pie de ambos templos.

Después de dar una vuelta por los alreadedores de Shitennō-ji, dimos por concluida nuestra visita a Osaka y pusimos rumbo a Kanazawa a mas de 300 Km y unas 4h de viaje.

De Osaka salimos en torno a ls 13h y a mitad de camino sobre las 15:30h paramos a visitar el Castillo de Hikone a unos 130 Km.

El recorrido hasta la cima del castillo incluye caminos empedrados y cuestas.

El Castillo de Hikone fue reconocido por la UNESCO como candidato a Patrimonio de la Humanidad, aunque aún no ha sido inscrito oficialmente.

El Castillo de Hikone fue construido entre 1603 y 1622 por el clan Ii, uno de los clanes samuráis más poderosos del período Edo, bajo órdenes del shogunato Tokugawa.

Se levantó sobre la base de un antiguo castillo en el Monte Hikone, reutilizando materiales del demolido Castillo de Ōtsu.

Fue la sede del dominio de Hikone (Hikone-han), gobernado por los Ii durante más de 250 años, hasta la Restauración Meiji.

A diferencia de muchos castillos japoneses, Hikone-jō sobrevivió intacto a la Restauración Meiji, la Segunda Guerra Mundial y otros conflictos.

Es uno de los cinco castillos de Japón designados Tesoro Nacional, junto con Himeji, Matsumoto, Inuyama y Matsue.

La torre principal (tenshu) original se conserva, con una estructura interna de madera y techos escalonados de estilo gōtenshu-zukuri.

La familia Ii fue famosa por su fidelidad a los Tokugawa; su líder Ii Naomasa fue uno de los cuatro principales generales de Ieyasu.

El castillo sirvió tanto de residencia feudal como de estructura defensiva, con una combinación de elegancia y diseño militar.

El tenshu tiene tres plantas visibles y una oculta, y combina tres estilos arquitectónicos diferentes en su techo: irimoya, kirizuma y hogyo-zukuri.

El puente de madera Hikone-bashi, que cruza el foso interior, ofrece una vista muy fotogénica del castillo y sus reflejos.

El castillo cuenta con varias puertas fortificadas, como la Puerta Taikomon y la Puerta Umaya, que forman parte del sistema defensivo original.

Las murallas de piedra (ishigaki) están construidas con técnicas avanzadas de ensamblado sin cemento y aún se mantienen estables.

Desde la cima se obtiene una vista panorámica del Lago Biwa (Biwa-ko), el más grande de Japón, y las montañas circundantes.

El interior mantiene pisos, vigas y escaleras originales del siglo XVII, con ranuras para fusileros (sama) y puertas secretas.

Las estructuras secundarias, como las casamatas y yagura (torres de vigilancia), también están preservadas y abiertas al público.

Parte del castillo está rodeado por fosos dobles llenos de agua, un sistema defensivo común en los castillos del período Edo.

Dentro del complejo se encuentra el Museo del Castillo de Hikone, que exhibe armaduras samuráis, documentos históricos del clan Ii, instrumentos musicales y objetos de la corte.

El museo está construido sobre el sitio original del Palacio Honmaru Goten, residencia del daimyō, y reproduce la estructura arquitectónica de época.

La mascota oficial del castillo y la ciudad es el popular Hikonyan, un gato samurái con casco kabuto rojo, que atrae a niños y turistas.

El castillo está rodeado por el jardín Genkyū-en, diseñado al estilo paisajístico kaiyu-shiki, con estanques, puentes y pabellones tradicionales.

Genkyū-en fue construido en 1677 por el clan Ii como lugar de descanso y meditación, y se puede recorrer a pie o disfrutar en paseos en bote.

En primavera, el castillo es un lugar muy popular para el hanami, con más de 1,000 cerezos que rodean el foso y las laderas del monte Hikone.

En otoño, los arces que rodean los caminos interiores y el jardín Genkyū-en ofrecen una coloración roja y dorada espectacular.

El castillo alberga recreaciones de desfiles samuráis, arquería y ceremonias del té durante eventos especiales como el Festival de Hikone.

Hikone ha servido como escenario para películas, doramas y documentales debido a la autenticidad de su arquitectura original.

El pueblo de Hikone conserva un aire histórico con calles peatonales como Yume Kyōbashi Castle Road, donde casas de estilo Edo albergan tiendas de dulces tradicionales, kimonos, cerámicas y cafeterías con encanto.

Las montañas que rodean la ciudad, como las montañas Suzuka, no solo enmarcan el castillo con un paisaje natural impresionante.

Después de visitar el castillo, buscamos un sitio para comer en Hikone y de hecho ya tenía un sitio de Ramen seleccionado con muy buena pinta, aunque como empezaba a anochecer y aún estábamos lejos de Kanazawa, preferimos continuar y así no llegar muy tarde a Kanazawa y poder hacer la mayor parte del recorrido de día.

Así pues tan solo paramos brevemente en un Lawson para coger una bebida y continuamos camino hacia Kanazawa.

El hotel en Kanazawa lo teniamos en la calle principal y además la que mayor actividad nocturna tenía asi que solo tuvimos que darnos un paseo por la calle y encontrar decenas de sitios para cenar.

Fue aquí en el Inoshin – Rich Niboshi Tonkotsu Ramen, donde para mí comimos el mejor ramen de todo el viaje...eso sí muy arriesgado porque el caldo estaba hecho con sardina ahumada, así que era bastante potente.

Muy curioso el sitio pues tuvimos que esperar un rato para que nos pudieran sentar en la barra juntos y porque para pedir tienen una máquina en la entrada donde se selecciona lo que vas a comer y beber...una chica que nos vio un poco despistados nos ayudó a pedir. Eso sí para pedir mi segunda cerveza de 1l ya no necesité ayuda 👅👅