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Japon - Día 1

 

Japón 2025

Kamakura (07-08/03/2025)

Regreso a Japón con un objetivo claro...ver el monte Fuji, que me pilló dormido la primera vez... y esto no iba a suceder de nuevo. Alquilamos un coche para asegurarnos que no iba a ser por no poder parar y poder ajustarnos al clima y tener más libertad. Aunque empezamos mal...al aterrizar en Tokio, la maleta de Dani se habia quedado en Pekín...

Antes de la salida nos metimos una Whooper en el BK de Barajas...así pues no volví a comir nada en ninguno de los 2 vuelos. 

Nuestra primera escala fue Pekin con Air China, todo muy bien.

Al igual que cuando hice escala en Shangai para ir a Australia, me hizo ilusión encontrarme de nuevo con los dispensadores de agua caliente para los noodles chinos que tienen en los aeropuertos de China.

Pese al doble chequeo de seguridad que nos hicieron en el aeropuerto de Pekin y donde a Dani le tiraron a la basura su bateria externa de propaganda por no llevar impresa la marca del fabricante, no tuvimos problemas ni retrasos en ninguno de los 2 vuelos.

El coche de alquiler lo hicimos a traves de QEEQ donde alquilamos un coche con Times (Eurocar), muy recomendable en Japón pues además tienen muchos parkings publicos repartidos por todo Japón. Imprescindible pedir el dispositivo ETC para los peajes...una de las mejores decisiones que tomamos sin querer durante el viaje.

El hotel lo cogí por su proximidad al Templo Kotoku-in y por casualidad nos encontramos en el centro de Hiratsuka, con mucha animación y muchos restaurantes.

Acabamos cenando en un Matsuya, o punto rojo como los llamo yo, una cadena de restaurantes japoneses bastante económicos y que a mi me gustan mucho.

Yo me pedí un curry que aquí son riquísimos y en esto coincidió con mi primer viaje a Japón donde también fuimos a un Matsuya así al azar sin conocerlo. Trás cenar tuvimos que regresar a Tokio, al aeropuerto para recoger la maleta de Dani, ya que nos dijeron de volver en torno a las 23h donde llegaba en un vuelo posterior desde Pekín.

Después de la agitada primera noche, donde tuve un intenso entrenamiento en cuanto a conducción en carreteras Japonesas, peajes y demás, comenzamos con nuestra ruta programada.

Ya que estábamos cerca de la costa, aprovechamos para acercarnos a la playa de Zaimokuza, muy cerca también del Templo que íbamos a visitar esa mañana.

El objetivo era visitar el lugar de interés histórico de Wakaenoshima aunque como se trata de una isla artificial que aparece durante la marea baja no pudimos verla y además el tiempo no acompañaba.

Así pues después de dar un paseo por la playa y pagar 400 yenes por un rato en un parking solitario junto a la plya donde solo estaba nuestro coche, nos decidimos en irnos directamente al Templo Kotoku-in.

Kōtoku-in es un templo budista de la escuela de la Tierra Pura, localizado en la ciudad de Kamakura, en la prefectura de Kanagawa.

El templo es conocido por el Gran Buda (daibutsu), una estatua de bronce del Buda Amida que es uno de los íconos más famosos de Japón.

La estatua tiene 13,35 m de alto y pesa alrededor de 93 toneladas, lo cual la convierte en el segundo Buda más grande en Japón después del Buda de Tōdai-ji, en Nara.

Probablemente la estatua data del 1252, el período Kamakura, momento en el que los registros del templo indican la construcción de una estatua de bronce.

Como en todos los templos japoneses, en este también habia tienda de souvenirs o de ofrendas...yo le compra a mi madre un colgante de la zapatilla de buda y Dani comenzó con su colección de Omamoris, unos amuletos japoneses muy famosos.

Se podía entrar al buda y asomarse por unas ventanitas que tiene a su espalda, pero el templo en sí no es muy grande y se ve en poco tiempo.

En torno a las 10 am ya habiamos terminado con la visita del templo y aunque en un principio ibamos buscando parkings sin cepo, pronto descubrimos que este sería uno de los pocos que encontramos, aunque en cuanto les pillamos el truquillo ya no nos importo y casi todos los parkings que vimos funcionaban con cepo.

Sin perder más tiempo nos fuimos hacia Fujikawaguchikoy más concretamente hacia la famosa tienda de Lawson donde se puede ver el monte Fuji justo detrás de la tienda.

El camino hasta Fujikawaguchiko es bastante bonito, ya que nos comenzamos a adentrar en los bonitos alpes japoneses. Llegamos a Fujikawaguchiko en torno a las 12h y lamentablemente estaba nublado, así que nuestro primer intento de poder ver el monte Fuji fracasó.

Tras la pequeña decepción, nos cogimos un aperitivo en la tienda y mi primer refresco de nata...mmm que rico 👅

La predicción metereológica que teniamos del día siguiente invitaba al optimismo, aunque la verdad que viendo lo encapotado que estaba el cielo, pues la verdad no lo teniamos del todo claro.

Más aún cuando intentamos llegar a la base del monte Fuji, donde comienzan los trekking para subir al Fuji, donde nos encontramos que estaba incluso nevando...esperar que al día siguiente estuviese soleado y despejado nos pareció una utopía en ese momento la verdad.

Desde Fujikawaguchiko nos fuimos hasta la "Forest Station Fujisan" a unos 40 Km, donde habia mucha gente jugando con la nieve, niños con trineos y el último punto al que podiamos acceder con el coche.

Empezaba a nevar más y el tiempo comenzaba a complicarse así que no estuvimos mucho tiempo y en vista que tampoco íbamos a poder ver el Fuji desde aquí, decidimos regresar a Fujikawaguchiko. Eso si el camino con el bosque nevado fue precioso.

Al llegar a Fujikawaguchiko aprovechamos para llenar el depósito del coche y aprovechamos para comernos un katsudon y un ramen en otra de las muchas cadenas de restaurantes japoneses como el Nakau, donde ya empezamos a darnos cuenta de que no viven precisamente de la bebida, ya que apenas tienen oferta de bebida y te dan gratis el té matcha sin embargo.

Yo para mi ramen me pedí un huevo como extra y donde me esperaba el típico huevo cocido en salsa de soja...en cambio me dieron un huevo crudo y un aparato para quitarle la clara...curioso ☺☝

Y fue cuando tuvimos la anécdota del viaje, ya que al comprobar el gasto de la tarjeta en la gasolinera, vi que me habían pasado un cargo de 95€ cuando apenas habia echado 20€. Regresamos a reclamar la devolución y después de más de 1 hora de charla a través del Google translate (muy útil por cierto, ya que el inglés no es el fuerte de los japoneses), nos fuimos con un segundo cargode 95e al intentar la devolución y además hacer el pago en efectivo de los 20€. Menos mal que a las 2 semanas de regresar a España, los importes se ajustaron automaticamente en la tarjeta.

Al parecer al pagar con tarjeta en las gasolineras se hace un cargo similar a un lleno del depósito y el ajuste rela no se hace hasta varias semanas después. Al ser una tarjeta de débito, te quitan el importe total reservado en el momento y como no te lo devuelven hasta varias semanas después, pues menos mal que me dí cuenta en el primer repostaje porque sino me deja la tarjeta a cero.

A partir de ese momento pagamos todos los repostajes en efectivo, sacando el dinero de los cajeros ATM que hay en todos los Lawson, 7eleven y FamilyMart y donde el interés eran apenas 100 yenes por cada 10.000 que sacábamos, mucho mejor que las máquinas de cambio de divisa.

Aunque el ramen nos lo habiamos comido a las 14h, no salimos de la gasolinera hasta las 16h y anochecía poco antes de las 18h, así que nos fuimos a visitar el cercano Santuario Kitaguchi Hongu Fuji Sengen.

El Santuario Kitaguchi Hongu Fuji Sengen es un santuario sintoista que no teniamos en nuestro plan de ruta, pero lo vimos desde la carretera al llegar a Fujikawaguchiko por la mañana y se convirtió en una de las mejores visitas del viaje.

La sensación que tuve al llegar al templo, con la luz del atardecer y nevando sobre los edificios del templo, solo la había tenido anteriormente en lugares como el Gran Cañon, el Uluru o los aterdeceres en Africa.

Muy muy muy bonito....parecia un cuento de navidad japonés.

En la prefectura de Yamanashi, en la ciudad de Fujiyoshida, con 1900 años de historia a sus espaldas, se alza el santuario Kitaguchi Hongu Sengen, también conocido como Sengen-jinja.

Situado en un enclave natural privilegiado, con cedros centenarios a su alrededor, posee un gran poder: el de transmitir paz y calma.

Quizá esté relacionado con el hecho de que aquí iniciaban los peregrinos la ruta Yoshida para ascender al Monte Fuji.

De nuevo tuve la oportunidad de encontrarme con las tipicas ofrendas de barriles de sake.

..aunque si fue la primera vez que contemple un templo japonés con nieve.

El santuario está dedicado a la divinidad sintoísta del Monte Fuji.

Al parecer, se fundó en el año 788 con el fin de proteger a los pueblos de los alrededores de las erupciones del volcán.

La actual construcción data del año 1615.

También destacan los dos mikoshi de una tonelada que se usan en el Yoshida no Himatsuri, la Fiesta del Fuego de Yoshida.

Se trata de unos altares portátiles que se usan en las procesiones que tienen lugar en algunos matsuris.

El lugar en el que se haya el santuario Kitaguchi Hongu Sengen es por sí mismo una auténtica joya natural.

Cuando la travesía era algo más que una experiencia turística, desde aquí se partía hacia uno de los sitios más sagrados de todo Japón....el monte Fuji.

El santuario Kitaguchi Hongu Sengen tiene como principal particularidad su espectacular torii rojo de entrada, que se reconstruye cada 60 años, siempre un poco más grande que la vez anterior.

Nosotros al ir en coche, llegamos al templo por detrás, así que vimos el torii al final de la visita.

Además supongo por la hora nos encontramos prácticamente solo en el recinto, por los que fue además más espectacular si cabe.

El torii rojo en contraste con la nieve blanca pues que puedo decir..espectacular.

En este momento casi ya ni nos importaba que al estar nevando no pudiesemos ver el monte Fuji...ya había merecido la pena.

Este centro espiritual se encuentra sumergido en un frondoso bosque de cedros japoneses, con cientos de años surcando sus troncos.

Se dice que alguno de ellos alcanza los mil años de antigüedad y por ello se consideran sagrados.

Las escaleras de la entrada, que dejan ver a lo lejos el gran torii rojo, flanqueadas por hileras de antiguos árboles con miles de historias que contar.

Otra de las cosas que no planificamos y que nos vino hecho sin querer, fue que el coche de alquiler viniese con neumáticos de invierno, lo cual nos facilitó mucho el acceso a muchos sitios...así que es otra cosa importante a considerar.

Comenzaba a anochecer y la luz y el entorno se volvía más bonito aún.

Era nuestra última visita del día y estábamos solos, así que nos recreamos un poco.

Todas las estampas eran espactaculares.

Anochecía y empezarón a encenderse los chōchin, farolillos de papel japoneses, también llamadas linternas, y son originarias de China.

Recorrimos todos los rincones del templo, y es que estos templos están llenos de pequeños edificios, senderos, pequeños torii y multiples lugares donde realizar ofrendas.

Destaca un cedro sobre los otros,  el Cedro de Fujitaro, la prefectura de Yamanashi lo designó como monumento natural n.º 1 y tiene una altura de 45m.

Eran ya las 17:30, apunto de anochecer así que cogimos el coche de nuevo y nos fuimos al hotel para hacer el checkin.

Estábamos cerca, a unos 7 Km así que llegamos sin problema ya que aunque había nevado, en Fujikawaguchiko están más que acostumbrados a este clima. 

Al llegar al hotel, aparcamos en una esplanada junto al hotel y una señora salió rapidamente a decirnos que ese era el parking de su restaurante, que estaba junto al hotel.

Finalmente eso nos sirvió para 2 cosas, aparcar en el garaje privado del hotel justos al lado y eliminar ese restaurante de nuestra lista para cenar, no solo por sus regulares reseñas, sino por antipática 😏 

Y de nuevo tuvimos suerte, pues tras dejar las maletas salimos a cenar y nos fuimos al otro restaurante cercanos que teniamos junto al hotel el Hoto Tempura Wakana.

Este tipo de restaurantes en Japón funcionan con varios turnos y ponen una lista a la salida donde te apuntas. Una vez se completan los turnos, retiran la lista y se acabó.

Por suerte y aunque estaba lleno y con una cola enorme en la puerta, fuimos de los últimos que pudimos apuntarnos en la lista del último turno y de hecho fuimos de los últimos en salir del restaurante al terminar.

Tuvimos una bonita charla en la entrada mientras esperábamos con una pareja de Canadienses y una vez nos tocó sentarnos nos sentaron e una barra frente a la cocina, donde podiamos ver a los cocineros.

Cenamos espectacular, ramen, katsudon y tempura...aunque nos pasamos un poquito pidiendo la verdad 😁